Una tormenta igual de destructiva que María nos sigue azotando. Me refiero a los malísimos gobernantes y legisladores que hemos elegido por los últimos 30 años. Políticos rojos y azules nos legaron un desastre financiero con una deuda pública insostenible. La mayoría de las dependencias públicas es disfuncional. Las corporaciones públicas han sido arruinadas por administradores que subordinaron el interés público al político. La compra de votos mediante subsidios y otras formas de mantengo político desviaron una gran cantidad de recursos hacia áreas improductivas. Se gasta más de lo que se recauda. La falta de inversión en tecnología nos ha dejado un gobierno ineficiente y difícil de operar. Nuestra infraestructura está deteriorada.
Se adhiere a los criterios de The Trust Project