Mientras el salir, el estar en movimiento, nos permite tolerar lo que no sabemos de nosotros mismos, el distanciamiento físico puede confrontarnos con nuestras propias tempestades psíquicas, escribe Amaryllis R. Muñoz Colón
Mientras el salir, el estar en movimiento, nos permite tolerar lo que no sabemos de nosotros mismos, el distanciamiento físico puede confrontarnos con nuestras propias tempestades psíquicas, escribe Amaryllis R. Muñoz Colón
Los padecimientos psicológicos y sociales que se producen en contextos de pandemia están siendo tema de discusión pública. Al presente, muchos traumas y malestares psíquicos son automáticamente adjudicados a la crisis del coronavirus o al distanciamiento impuesto. Conceder que el malestar es normal en contextos de adversidad es, al mismo tiempo, conceder a las diferentes estrategias psíquicas con las que enfrentamos estos contextos y a las formas en que los mismos exacerban nuestras (ya existentes) dificultades psíquicas.
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