Mientras el poder legítimo requiere confianza del electorado, el gobierno y los partidos políticos cada vez más dan un voto de desconfianza a la habilidad del puertorriqueño a manejar sus asuntos, escribe Ojel L. Rodríguez Burgos
Mientras el poder legítimo requiere confianza del electorado, el gobierno y los partidos políticos cada vez más dan un voto de desconfianza a la habilidad del puertorriqueño a manejar sus asuntos, escribe Ojel L. Rodríguez Burgos
Desde los orígenes de la modernidad, un tema ha dominado el pensamiento político occidental: la legitimidad política. Aunque se han desarrollado varias teorías para legitimar el poder político ―principalmente la teoría del contrato social― en nuestra realidad contemporánea se ve el voto en las elecciones como el mecanismo que confiere legitimidad a nuestro sistema político. Cada elección, los electores puertorriqueños legitiman el gobierno dándole su confianza a los dirigentes de la Isla, a través de las urnas.
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