Aflora una vagancia narcisista que evita tener que escuchar, leer, ponderar y analizar las posturas de los demás sin ánimo estrictamente excluyente, escribe Alfredo Carrasquillo
Aflora una vagancia narcisista que evita tener que escuchar, leer, ponderar y analizar las posturas de los demás sin ánimo estrictamente excluyente, escribe Alfredo Carrasquillo
Resulta mucho más fácil ceder a la complacencia de pensar en una lógica dicotómica: los buenos y los malos, lo correcto y lo incorrecto, los amigos y los enemigos, lo puertorriqueño y lo que no lo es. En tiempos tan adeptos a la polarización como los que vivimos, la pereza de los extremos gana con demasiada frecuencia la batalla a quienes queremos explorar posibles puntos de encuentro y oportunidades de concertación.
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