Las reflexiones de Robert Klitgaard sobre el problema de la corrupción han sido tomadas en cuenta en la restructuración de la administración de otras jurisdicciones y pueden ayudarnos a hacer lo propio en Puerto Rico, afirma Carlos Díaz Olivo
Las reflexiones de Robert Klitgaard sobre el problema de la corrupción han sido tomadas en cuenta en la restructuración de la administración de otras jurisdicciones y pueden ayudarnos a hacer lo propio en Puerto Rico, afirma Carlos Díaz Olivo
El torrente de arrestos e intervenciones por la fiscalía federal, socava la confianza en nuestra administración pública. Las acciones indebidas no tienen espacio en la gestión gubernamental y no pueden justificarse ni aceptarse. Hay que tener cautela, sin embargo, que el resultado de esta plaga sea el cinismo, la aceptación de su inevitabilidad y el entendimiento que “somos corruptos por naturaleza”. Existen sociedades con problemas de corrupción tan o más serios que Puerto Rico. La diferencia es cómo enfrentan y manejan el problema.
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