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La incidencia de los feminicidios y la necesaria participación gubernamental sobre esta problemática social justifican la continuidad de la orden ejecutiva que establece el estado de emergencia por violencia de género. La disposición aporta a la comprensión y transformación de esta situación. Nos sirve para amplificar la atención a los departamentos de Justicia, Corrección y Seguridad Pública, entre otros. Además, es un recurso valioso para enfatizar en el Departamento de Educación, el cual constituye una variable crucial para la prevención primaria y la erradicación de esta problemática. Después de todo, es el aprendizaje de la identidad masculina un factor central en los feminicidios. La educación formal, informal y la socialización de los hombres se sostienen mediante procesos de aprendizaje. Es un proceso que transmite unas prescripciones sociales de la masculinidad que autorizan en el hombre, el ejercicio de poder impositivo. Estas experiencias de aprendizaje son sumamente centrales para el desarrollo de una masculinidad que establece la inferioridad de la mujer y legitima la violencia como un medio para mantener el control y la supremacía en la relación de pareja. Siendo el feminicidio una de las formas de violencia más evidentes e innegables.
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