Aunque tenemos muchos de los requisitos para llegar a lo que en política internacional se conoce como “estado fracasado”, como el deterioro de la infraestructura, la quiebra de las finanzas gubernamentales, altos índices de violencia, la desarticulación de la clase política, corrupción e incertidumbre social, no hemos llegado al elemento de hambruna, advierte Eudaldo Báez Galib