El distanciamiento físico es un paso esencial para reducir la transmisión del virus. Pero ese distanciamiento puede exacerbar variables comunes en nuestros ancianos: soledad, tristeza y depresión, escribe Gustavo G. Cortina Rodríguez
El distanciamiento físico es un paso esencial para reducir la transmisión del virus. Pero ese distanciamiento puede exacerbar variables comunes en nuestros ancianos: soledad, tristeza y depresión, escribe Gustavo G. Cortina Rodríguez
Hemos escuchado desde que comenzaron las infecciones por SARS-CoV-2, virus que causa el COVID-19, que una de las poblaciones que en mayor riesgo se encuentra son los adultos mayores. En Puerto Rico, se estima que el 20 por ciento de la población tiene 65 años o más. Este porcentaje establece que Puerto Rico es uno de los países con mayor riesgo para esta infección viral. Sin embargo, esta población ha sido invisibilizada y muchas veces tratada sin sensibilidad por muchas personas a nivel mundial.
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