La tragedia de las pensiones ya se ha consumado. Si es difícil reparar el daño causado, por lo menos hay que asegurarse de no infligir daño adicional, escribe Juan Lara
La tragedia de las pensiones ya se ha consumado. Si es difícil reparar el daño causado, por lo menos hay que asegurarse de no infligir daño adicional, escribe Juan Lara
En varias décadas de ver dramas policíacos en el cine y la televisión me ha tocado ver muchas veces una misma escena—a veces con escenario en Chicago, otras en Nueva York, otras en Los Ángeles—, tan repetida que es como un cliché dramático, en la que un oficial superior reprende a un subalterno que ha cometido una falta grave y le dice: no me metas en problemas y no me hagas perder mi pensión.
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