Jamás sospeché que se iba a venir abajo de esta manera. Ingenuidad, sí, pero además pretensión obstinada de que aquello era eterno… Todo apuntaba al carácter irreversible y ascendente de la UPR, escribe Rubén Dávila Santiago
Jamás sospeché que se iba a venir abajo de esta manera. Ingenuidad, sí, pero además pretensión obstinada de que aquello era eterno… Todo apuntaba al carácter irreversible y ascendente de la UPR, escribe Rubén Dávila Santiago
El colapso fue tan rápido. Jamás sospeché que se iba a venir abajo de esta manera. Ingenuidad, sí, pero además pretensión obstinada de que aquello era eterno. La mera duda delataría herejía. Todo apuntaba al carácter irreversible y ascendente de la UPR. Para mí era, y sería, el centro del país. Tenía la tonalidad de ser un “mundus”. Era ese enclave que los antiguos romanos, tomando de los etruscos, erigen ritualmente como signo fundacional. Era simbólicamente una conexión con el centro y ahí se echaban las primicias del agro y terrones como fragmentos testimoniales del lugar de origen. Así se edifica una ubicación memorial.
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