El problema más severo de confiabilidad de la vacuna tiene su origen en los embustes y la ignorancia petulantes del enfermo de COVID-19 que habitó Casa Blanca de 2016-2020, escribe Manuel Martínez Maldonado
El problema más severo de confiabilidad de la vacuna tiene su origen en los embustes y la ignorancia petulantes del enfermo de COVID-19 que habitó Casa Blanca de 2016-2020, escribe Manuel Martínez Maldonado
Desde que el mundo es mundo y no mudo la mala información agobia a la humanidad. El chisme es, lo más seguro, la primera forma de un twit o un mensaje falso en Facebook o en cualquiera de las redes sociales electrónicas. La exageración, la negación, la ignorancia y la maldad se han disparado desde que las comunicaciones son tales que podemos ver lo que hace el módulo marciano en busca de agua cuando en el globo hay muchos que no tienen. La preocupación con Marte se queda enana con los argumentos y las tonterías que hablan sobre vacunas y viruses gente que es evidente que no tiene idea de ninguna de las dos cosas. Peores son los educados que buscan en la red información para no vacunarse o para dar argumentos en contra de la vacunación. Por supuesto, en la red, el que busca encuentra. Como dice el refrán, “el que hurga yaguas viejas siempre encuentra cucarachas”. Y las cucarachas, que pueden sobrevivir descargas atómicas, siempre son inmundas y dañinas. La evidencia de la efectividad de la vacuna es tan masiva que solo el que les cree a las cucarachas puede concluir lo contrario.
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