La decisión no la tomó el poder militar; la tomó el poder financiero que controla la política estadounidense, de acuerdo con Fernando L. Agresar
La decisión no la tomó el poder militar; la tomó el poder financiero que controla la política estadounidense, de acuerdo con Fernando L. Agresar
Entre las dos guerras mundiales murieron alrededor de setenta millones de seres humanos y decenas de millones más fueron heridos y mutilados. Ninguna otra acción en la historia de nuestro planeta ha causado tan agonizante y prolongado sufrimiento a nuestra raza. La Segunda Guerra fue el escenario de los más abominables actos de crueldad perpetrados por seres humanos sobre seres humanos en los campos de concentración y exterminio que enmarcaron el Holocausto. Fue también el escenario de los dos más grandes actos de terrorismo que se han registrado en la historia, los bombardeos atómicos que Estados Unidos ejecutó en Hiroshima y Nagasaki. En Hiroshima destruyeron a miles de niños, mujeres, hombres incapacitados y ancianos; los hombres hábiles estaban en el campo de batalla. Tres días después, cuando aún el pueblo de Japón no había ni tan siquiera asimilado el impacto del primer ataque atómico en el registro de la humanidad, Estados Unidos repite la acción en Nagasaki.
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