Así es. NO tenemos el sonido de la zeta del Zorro, de Don Diego de la Vega o de quien sea. Caput. Ese sonido no le pertenece al español de Puerto Rico, ni al de América. Aquí, decimos sorro, desir, sapato, siempiés, sielo, seguera... El fenómeno se conoce como seseo. Ocurre en Canarias, parte de Andalucía, y en uno que otro lugarcillo por allá. Somos seseantes. Bonito, ¿no? O sea que pronunciamos las letras c (ante e, i) y la zeta con el sonido que corresponde a la letra S. El seseo es un fenómeno lingüístico de la lengua española donde la C representa el sonido /s/, cena [séna], cintura [sintura]). Pronunciar la z, o la c ante e, i, como “s” es sesear. Una de las consecuencias del seseo es que los hispanohablantes no podemos distinguir, en lengua oral, casa y caza, coser y cocer o ciervo y siervo. Ahora bien, si usted vive en Madrid, y su hijo estudia en una escuelita por allí cerca, seguramente no tendrá problemas distinguiendo la cima de la sima (en un dictado, por ejemplo) porque la /s/ y la /c/ en lugares no seseantes, se articulan de forma distinta. Es decir, que el niño que no sesea, pero cesea no tiene que memorizar las palabras que empiezan con ce, ci, y se, si, pues con oírlas le bastará para identificar la distinción. ¿Ventaja? Pues en el quiz, sí, definitivamente. ¿Sierto?
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