Solo nos queda a nosotros mantenernos de día a día siendo frugales, eficientes en los gastos de consumo y buscar nuevas fuentes de ingresos para afrontar la inflación, sugiere José García López
Solo nos queda a nosotros mantenernos de día a día siendo frugales, eficientes en los gastos de consumo y buscar nuevas fuentes de ingresos para afrontar la inflación, sugiere José García López
Lo que las personas esperan o expectativas sobre el comportamiento futuro de las variables económicas, como los precios, tiene efectos “positivos” sobre la inflación. El tema de las expectativas y sus efectos sobre las políticas de estabilidad macroeconómica ha sido ampliamente estudiado desde los tiempos de John Maynard Keynes (1936), y fue motivo para que se les otorgara a los destacados economistas Robert Lucas (1995) y Thomas Sargent y Christopher Sims (2011) un merecido Premio Nobel. En el caso particular de las llamadas expectativas inflacionarias estas se refieren a que existe una apuesta entre los agentes económicos (los consumidores, empresas, inversores y el estado) de que los precios van a seguir subiendo y toman decisiones como comprar bienes o invertir anticipando la subida en dichos precios. Estudios más recientes señalan que las expectativas inflacionarias duran más mientras la inflación sea una muy alta (Moessner, 2021).
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