Es hora de que veamos los efectos individuales y sinergistas que son resultado del cambio climático y como la apatía exacerba los efectos que serán sentidos por todos, escribe Karlo Malavé-Llamas
Es hora de que veamos los efectos individuales y sinergistas que son resultado del cambio climático y como la apatía exacerba los efectos que serán sentidos por todos, escribe Karlo Malavé-Llamas
Las migraciones humanas se observan desde el principio del tiempo. No obstante, el proceso se aceleró desde el siglo XVIII, avanzando aún más en el siglo XIX. Este proceso se define como el movimiento de personas de un lugar a otro con la intención de establecerse de manera temporera o permanente en la nueva localidad. El movimiento puede ser deliberado o involuntario, en donde el primero se puede dar por la búsqueda de un mejor trabajo o por estar más cerca de la familia. La migración involuntaria, por otro lado, podemos experimentarla por deportación, tráfico humano, por guerras o persecuciones políticas entre otras.
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