Dejen tranquilo al pobre de Juan Ponce de León, que donde único finalmente encontró la inmortalidad fue en el bronce de los ingleses, escribe Orlando Parga
Dejen tranquilo al pobre de Juan Ponce de León, que donde único finalmente encontró la inmortalidad fue en el bronce de los ingleses, escribe Orlando Parga
Desde la vecina isla La Española viajó en 1510 Juan Ponce de León a Puerto Rico encomendado para hacerse cargo de Borinquen. Al año siguiente tuvieron que destituirlo por inepto, algo que luego confirmó serlo embarcándose a Florida en ilusa búsqueda de “la fuente de la juventud”. De tal forma quedó insertado en la historia por el mero hecho de haber sido nuestro primer gobernador recordado en textos escolares, bautizada con su nombre nuestra segunda ciudad ponceña y múltiples avenidas; y se le erigió su estatua en una de las icónicas plazoletas del Viejo San Juan.
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