En esas ocasiones en que un fiscal accede a eliminar la alegación de embriaguez de la acusación, elude —para no decir burla— la política pública establecida por la Asamblea Legislativa, escribe Hiram Sánchez Martínez
En esas ocasiones en que un fiscal accede a eliminar la alegación de embriaguez de la acusación, elude —para no decir burla— la política pública establecida por la Asamblea Legislativa, escribe Hiram Sánchez Martínez
A la joven mujer le faltaba una pierna. En su lugar, de su falda salía una prótesis mecánica que aliviaba un poco la tragedia de haberla perdido por culpa de un conductor ebrio. En un mismo incidente fue atropellada por un borracho, luego de chocar con otro. El de ahora había arrojado 0.20 del uno por ciento de alcohol en la sangre, que es como decir que manejaba demasiado borracho. La preocupación de ella, a preguntas de la periodista, era que este lunes (hoy) el juez le fuera a dar al individuo una probatoria o una simple condena de restricción domiciliaria. Según dijo, aunque el convicto se había declarado culpable, su preocupación se basaba en su temor de que el juez de Mayagüez —el mismo que tiene asignado su caso— se mostrara igualmente indulgente con el convicto que la mutiló, como ya lo había hecho en un caso anterior con un conductor ebrio que causó un choque en que la víctima quedó parapléjica.
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