Parece que hay planes de octavitas esbozados en la calle Chardón y es cuestión de esperar que se ordene que salga la próxima “parranda”, escribe Héctor Reichard
Parece que hay planes de octavitas esbozados en la calle Chardón y es cuestión de esperar que se ordene que salga la próxima “parranda”, escribe Héctor Reichard
“Ábreme la puerta, que estoy en la calle…” Escuchar esa melodía y su letra tradicional supone algo jubiloso en Navidad. Llegan amigos que cantan y el dueño de la casa decidirá si abre, porque de lo contrario, será “un desaire”. No obstante, si un jueves entre las 4:00 y 6:00 de la madrugada recibe una “parrandita” que, con la misma tonada, pero con la letra: “Ábreme la Puerta que vas pa la cárcel y si no me abres la puerta se cae”, ya sabe el “visitado” que se trata de una trulla de los “Federicos”, quienes, para vergüenza nuestra, se llevan a otro funcionario electo por dejar de prestarle servicios honestos al pueblo.
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