En lugar de enfocarnos en el tipo de turismo que nos está llegando, deberíamos quizás reflexionar sobre cómo el turismo representa un acto violento en sí, basado en imaginarios racistas y sexistas, escribe Yarimar Bonilla
En lugar de enfocarnos en el tipo de turismo que nos está llegando, deberíamos quizás reflexionar sobre cómo el turismo representa un acto violento en sí, basado en imaginarios racistas y sexistas, escribe Yarimar Bonilla
Todo comenzó con imágenes, videos virales y memes de turistas peleándose entre sí, lo cual choca con la idea de una vacación placentera en un “paraíso” tropical. De repente parecían haber fotos de “turistas problemáticas” por todos lados. En algunas se veían mujeres negras mientras bailaban y caminaban por el Condado sin máscaras, pero en otras aparecían simplemente disfrutando en la playa, y en una imagen que circuló por Instagram solo se veían las piernas de una mujer negra frente a una vitrina, sin que quedara claro por qué el mero hecho de su presencia fuera causa de preocupación.
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