A nivel gerencial las universidades no solo deben apostar a bajar personal, sino a transformar la manera en que hasta ahora han trabajado con el estudiantado, escribe Yanira Cruz Rivera
A nivel gerencial las universidades no solo deben apostar a bajar personal, sino a transformar la manera en que hasta ahora han trabajado con el estudiantado, escribe Yanira Cruz Rivera
Si algo queda claro en la arena universitaria, es que las universidades han tenido que hacer cambios radicales ante la crisis del COVID-19. El impacto económico tiene el potencial de hacer que en los próximos meses veamos más despidos y una reestructuración administrativa con el fin de enderezar en algo el barco a la deriva. Las universidades en Puerto Rico se enfrentan a una crisis a la que muchos otros centros post secundarios no se enfrentan en otros países, una migración masiva de jóvenes, que son el corazón de la universidad. Para ponerlo en contexto, la mediana de edad en la isla es de 41.6 años de acuerdo al U.S Census Bureau. Cada vez hay menos jóvenes, lo que significa que la misma cantidad de universidades ahora deben sortearse los pocos jóvenes que se gradúan de la escuela superior. El reto es mayor si se toma en cuenta que la tasa de graduación en la universidad pública no llega al 50% y en las universidades privadas queda apenas un 20% aproximadamente.
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