Es imperativo que se logre en Puerto Rico una segunda vuelta electoral, mejor conocida en varios países como balotaje, un sistema más práctico, justo y, sobre todo, realista, escribe José A. Baldaguez Matos
Es imperativo que se logre en Puerto Rico una segunda vuelta electoral, mejor conocida en varios países como balotaje, un sistema más práctico, justo y, sobre todo, realista, escribe José A. Baldaguez Matos
Ante los resultados obtenidos en las pasadas elecciones en Puerto Rico, el país se encuentra en una disyuntiva, pues, aunque se reconoce la mayoría como el que obtenga la mayor suma de votos conforme la cantidad de candidatos, esto ha traído consigo una falsa representación. En otras palabras, actualmente una mayoría simple no necesariamente representa la decisión de un pueblo ejercida en las urnas. La Constitución del Estado Libre Asociado, en su Artículo VI del Poder Ejecutivo, Sección 1, establece que “el Poder Ejecutivo se ejercerá por un gobernador, quien será elegido por voto directo en cada elección general”, dejando así el espacio abierto a la interpretación de una mayoría simple. Por lo tanto, ha llegado el momento de la revisión de este estatuto y por consiguiente del Código Electoral de Puerto Rico de 2020, Ley Núm. 58 de 20 de junio de 2020, en beneficio del pueblo de Puerto Rico. No podemos olvidar que esta es la primera ley electoral que se firma sin consenso entre los partidos existentes.
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