Tomémoslo por lo que es, algo bien personal, y defendamos la buena gobernanza de nuestra querida isla con esa misma diligencia de quien cuida y pone en orden su casa, escribe Johnny F. Rullán Schmidt
Tomémoslo por lo que es, algo bien personal, y defendamos la buena gobernanza de nuestra querida isla con esa misma diligencia de quien cuida y pone en orden su casa, escribe Johnny F. Rullán Schmidt
Cuando me quejo porque se me va la luz, le cortan la pensión a mi madre, cierran un recinto universitario o violan a una niña, estoy hablando de política. Porque, nos guste o no, lo personal es político. En el 1970, la feminista Carol Hanisch popularizó la frase “lo personal es político” con un ensayo en que se refirió a que las experiencias personales de las mujeres tienen su origen en su situación política y en la desigualdad de género: nada más cierto. Debemos reconocer que esta lógica aplica igual en la amplia diversidad de experiencias personales de opresión e injusticia que vivimos a diario en Puerto Rico, porque la realidad es que sus raíces son políticas.
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