Nadie que no haya tenido que escoger entre llevarse a su casa una libra de pan o un litro de leche entiende cómo se ha trivializado en el debate público la experiencia de la pobreza, escribe Manolo Núñez Negrón
Nadie que no haya tenido que escoger entre llevarse a su casa una libra de pan o un litro de leche entiende cómo se ha trivializado en el debate público la experiencia de la pobreza, escribe Manolo Núñez Negrón
Hay que hacer la fila del supermercado, con el carrito de la compra medio vacío y la calculadora temblorosa en la mano, para entender el grito de esta mujer que, al corroborar el precio del producto, exclama indignada: “¡cuándo se ha visto un pimiento rojo a 1.97!” Cunde entre los consumidores, desde luego, el espanto, y también la solidaridad: “Válgame, si las caderas deshuesadas están prohibitivas y las chuletas se pusieron al doble”.
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