Los dos extremos de la intervención en la que Nicolás Maduro llama “payaso” a Volodímir Zelenski no son nuevos ni originales: son frases calcadas de los discursos y de la obsesiva fraseología de Vladimir Putin, indica Miguel Henrique Otero
Los dos extremos de la intervención en la que Nicolás Maduro llama “payaso” a Volodímir Zelenski no son nuevos ni originales: son frases calcadas de los discursos y de la obsesiva fraseología de Vladimir Putin, indica Miguel Henrique Otero
Declaró Nicolás Maduro el lunes 11 de marzo que Volodímir Zelenski, actor, abogado y presidente de Ucrania, es un “payaso”. En la frase ridícula y estrambótica que vino a continuación, lo comparó con Juan Guaidó -lo cual es revelador: no sólo María Corina Machado se ha erigido en su pesadilla diurna más insistente, también Guaidó continúa irrumpiendo en sus terrores nocturnos-. Pero Maduro no terminó ahí, porque la orden emitida por Rusia, transmitida por el representante de Vladimir Putin en Venezuela, Vladimir Padrino, también incluía añadir que el popularísimo jefe del Estado de la nación ucraniana es “dañino” para su país.
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