Es errado plantear que al celebrar a Maripily se deja de prestar atención a otros asuntos importantes del país. El ocio y la fiscalización no son mutuamente excluyentes, escribe Víctor Ramos Rosado
Es errado plantear que al celebrar a Maripily se deja de prestar atención a otros asuntos importantes del país. El ocio y la fiscalización no son mutuamente excluyentes, escribe Víctor Ramos Rosado
No es poco lo que se ha escrito en las pasadas semanas sobre Maripily, de cuanta perspectiva imaginable. Esta columna se sumará a la lista de esas piezas, muchas destinadas al olvido, una vez culmine este furor. Sin embargo, creo que es importante que esta conversación se esté dando, porque trae a la luz varios problemas que enfrentamos como país y sobre nuestra relación con el entretenimiento.
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