Es una oportunidad para que cada persona presente detalladamente su visión de la situación en un ambiente seguro donde no se le está juzgando ni se le está imponiendo una solución, escribe Mildred Negrón Martínez
Es una oportunidad para que cada persona presente detalladamente su visión de la situación en un ambiente seguro donde no se le está juzgando ni se le está imponiendo una solución, escribe Mildred Negrón Martínez
Esta semana, lamentablemente, nuestra atención se ha centrado en la situación caótica ocurrida en las afueras del Centro Judicial de Caguas. Allí un hombre disparó y ultimó a dos personas. El origen de la controversia, según lo reportado en nuestros noticiarios, es un conflicto por una colindancia. Por años, las pugnas por colindancias, derechos de paso, servidumbres y otros, se despachan ligeramente como “problemas de vecinos”. A diferencia de otros casos que se difunden por involucrar personas reconocidas, nos enteramos de estos cuando el desenlace es el del pasado martes, una tragedia. Ningún caso es pequeño cuando puede conllevar la pérdida de dos de los bienes mayores que poseemos los seres humanos: la vida y la libertad.
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