Los líderes como Hernández Colón pasan por la vida de cuando en vez. Cojamos su ejemplo, emulemos su compromiso con Puerto Rico, escribe Jaime L. García
Los líderes como Hernández Colón pasan por la vida de cuando en vez. Cojamos su ejemplo, emulemos su compromiso con Puerto Rico, escribe Jaime L. García
Conocí, diría yo, bastante de cerca a Rafael Hernández Colón. Cuando hace 20 años fui ayudante especial y uno de los cercanos colaboradores del fenecido alcalde de Carolina, José E. Aponte De La Torre, tuve el primer contacto. Estábamos trabajando en enmiendas a la Ley de Municipios que Hernández Colón había propulsado en su tercer término. Aponte era un revolucionario de la autonomía municipal y tenía esto “entre ceja y ceja”. Irónicamente, esta ley le restaba poderes al gobierno central y se los otorgaba a los gobiernos municipales. La visión de Hernández Colón era que el poder residía en los gobiernos locales y no en el central; una posición de vanguardia.
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