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Conoció a su pareja a los 17 años. Durante su noviazgo él le prohibía que compartiera con otros jóvenes sin su presencia. Le indicaba que la celaba, porque la amaba mucho. Terminan la escuela superior y él insiste en que estudien en la misma universidad. La esperaba a la salida de sus clases, supervisaba sus llamadas y la acompañaba a todas las actividades en y fuera de la universidad. Contraen matrimonio antes de terminar la universidad y tienen su primer hijo. Ella deja sus estudios para cuidar a su hijo, pero él sigue estudiando. El patrón de maltrato emocional continuó: insultos, discusiones, control económico, aislamiento físico y emocional. Ella no podía visitar a su familia o asistir a la iglesia sola. Aunque ella buscó ayuda de su familia y líder de la iglesia, no la recibió y el patrón de maltrato emocional y físico continuó y se recrudecía los días feriados y fines de semana.
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