No es con la mejor intención que el inversionista político engorda la bolsa de campaña de los que calcula son más hábiles para alcanzar o retener el poder, escribe Orlando Parga
No es con la mejor intención que el inversionista político engorda la bolsa de campaña de los que calcula son más hábiles para alcanzar o retener el poder, escribe Orlando Parga
La satírica canción del icónico grupo musical ABBA concluye aseverando que el mundo pertenece a los ricos y así parece ser en la mayoría de las manifestaciones del quehacer humano hasta que el abuso del poder económico provoca reacciones e incita a la rebeldía. El mundo político es notorio escenario en el que se produce este fenómeno. Cada vez más, los aspirantes y candidatos a las posiciones electivas desarrollan una mayor dependencia en la cantidad de dinero recaudado en su bolsa de campaña con la que ser electos, que en el talento y la capacidad que posean para conquistar la confianza del pueblo. Y cada vez más la atadura con el dinero para la campaña que los condujo al poder, termina conduciéndolos a la desgracia.
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