

“Ni perdón ni olvido”, leo en una pancarta que alude a uno de los muchos tipos de violencia que se suscitan en el país. Reflexiono. La afirmación es la reacción visceral ante un atropello, un acto vil, una injusticia. Pienso en los feminicidios ocurridos en el país. Siento rabia. Pienso también en otras acciones igualmente violentas en el contexto de las relaciones maritales, con consecuencias devastadoras para la víctima…y sus hijos. La rabia cede a la introspección. Y cavilo sobre la importancia de desarrollar medidas (no me refiero a las punitivas, que justamente se implantan, sino…) reparadoras y preventivas para proteger las partes vulnerables.
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