De Nilda Álvarez guardaré el recuerdo de una mujer feliz, un ser noble, de corazón humilde, una humanista, ávida de ofrecer servicios al prójimo y compartir sus talentos, escribe Amarilys Ortiz Medina
De Nilda Álvarez guardaré el recuerdo de una mujer feliz, un ser noble, de corazón humilde, una humanista, ávida de ofrecer servicios al prójimo y compartir sus talentos, escribe Amarilys Ortiz Medina
Mi amistad con Nilda Álvarez comenzó al final de los años setenta cuando coincidimos en la Escuela de Comunicación Pública (COPU) de la Universidad de Puerto Rico. Tuvimos la oportunidad de compartir con gente maravillosa, entre ellos, Zoraida, Mayte, Gisela, Doris, Jenny, Nora, Ricardo y tantos otros amigos que lloraron su trágica muerte.
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