OPINIÓN
Punto de vista
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NO ES UN PÁJARO. NO ES UN AVIÓN. ES… ¡UNA PAUSA!

Aida Vergne habla de la coma, signo de puntuación de la lengua escrita.

9 de abril de 2015 - 1:00 AM

Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente del autor y no reflejan las opiniones y creencias de El Nuevo Día o sus afiliados.

Cuando hablamos pausamos. ¿Por qué? Bueno, pues ni modo, hay que respirar. Además, las pausas o silencios tienen una función lingüística poderosísima; son necesarias para entender lo que decimos. En lengua oral, basta con pausar cuando así lo requiera lo que queremos decir. Por ejemplo en el siguiente enunciado: “Aida escribe Bocadillos”. Ahora bien, si hacemos una pausa después de Aida, la cosa cambia; le estamos ordenando que acabe y se siente, se ponga a escribir Bocadillos, ¡y no jo… robe más!. ¿Lo ve? En lengua escrita no tenemos entonación ni silencios; de ahí la importancia de los signos de puntuación, que nos aproximan a una entonación “escrita”. La coma, pues, es un breve silencio, una pausa fundamental para entender lo redactado. No es lo mismo (José pregunta quién murió.) a (José, pregunta quién murió.). En fin, que en lengua escrita, los signos de puntuación son imprescindibles para entender lo leído. Dicho todo lo anterior, resuelva el siguiente acertijo que me envió un lector: ¿Cuál es una palabra de 4 letras que tiene 3 aunque se escribe con 6 mientras tiene 8 raramente consta de 9 y nunca se escribe con 5?... ¿Difícil? Póngale sus pausas y verá: “Cuál” es una palabra de 4 letras, “que” tiene 3, “aunque” se escribe con 6, “mientras” tiene 8, “raramente” consta de 9 y “nunca” se escribe con 5. ¿Ve la importancia de cogerlo con pausa?

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