En el momento en que una mujer, una persona de su familia o una amiga tiene que llamar la Policía, ya es tarde. Ya hay una mujer asesinada o gravemente afectada por la violencia machista. Ya el daño está hecho y es irreparable. Tal vez es hora de que lo reconozcamos. De que abracemos la idea de que la meta no puede ser solamente mejorar la respuesta del sistema de justicia. Tal vez es hora de mirar este sistema social machista que habitamos y dejemos de fortalecerlo cada vez que nos hacemos de la vista larga ante las desigualdades por género o nos hacemos parte del coro irreflexivo que- en la mejor tradición patriarcal- culpa de todo a las mujeres.
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