Su esfuerzo constante por ser mejor es lo que me llevo como legado. Vivió una vida plena. Le doy las gracias. Nunca dejaré de hablarle, escribe Javier Colón Morera
Su esfuerzo constante por ser mejor es lo que me llevo como legado. Vivió una vida plena. Le doy las gracias. Nunca dejaré de hablarle, escribe Javier Colón Morera
“No hay manera que tanta energía, ternura y dedicación desaparezca. Solo se transforma en otra forma de vida-energía”. Con ese pensamiento esclarecedor y profundo el amigo Carlos Ramos González me consuela. Intentaba así explicar esa transición enorme de la muerte física a la vida espiritual. El tamaño de un legado personal que se transforma y convierte en inspiración para subyugar la invitación cotidiana a darse por vencido. Mi padre nunca lo hizo. Siempre combatió con mucha dignidad y constancia en favor de un Puerto Rico que se imaginó libre. Fue en el sentido martiano “esclavo de sus ideas” y desde ahí nos regaló muchas enseñanzas desde el ejemplo. Defendió el derecho y la capacidad de Puerto Rico a gobernarse a sí mismo hasta que no pudo más.
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