Que la muerte de una joven madre no sea en vano. Que sea la oportunidad de repensar un sistema de justicia criminal y un modelo correccional que realmente propicie la rehabilitación, escribe Ever Padilla Ruiz
Que la muerte de una joven madre no sea en vano. Que sea la oportunidad de repensar un sistema de justicia criminal y un modelo correccional que realmente propicie la rehabilitación, escribe Ever Padilla Ruiz
En estos días las discusiones se han centrado sobre la muerte de una joven madre en el Centro de Rehabilitación de la Mujer de Bayamón, en circunstancias muy difusas; la fuga de dos confinados y las condiciones de vida al interior de las cárceles. La especulación, historias de horror y la falta de atención a estos eventos han abierto una oportunidad para discutir las vulnerabilidades de nuestro sistema de justicia criminal y el andamiaje del sistema carcelario. No podemos olvidar las discusiones que provocaron los casos como el de José Alfredo Torres Figueroa, un joven paciente de salud mental sentenciado a 60 años de cárcel, y el de Alma Yariela Cruz, la joven de 11 años que enfrentó el sistema de justicia juvenil. También debemos tener presente los demoledores informes de la Monitora en el caso bajo el tribunal federal sobre violaciones a los menores en instituciones juveniles, que cumple ya tres décadas.
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