No se puede estar bregando de emergencia en emergencia para poder brindar servicios de calidad a esta población. Estamos hablando de seres humanos, escribe Milagros S. Rivera Watterson
No se puede estar bregando de emergencia en emergencia para poder brindar servicios de calidad a esta población. Estamos hablando de seres humanos, escribe Milagros S. Rivera Watterson
La controversia surgida recientemente entre la Secretaria Interina del Departamento de la Familia y los dueños de hogares de cuido para adultos mayores pone ante la opinión pública la situación de entre unas 600 a 800 personas ubicadas en estos y que son subvencionadas por esa agencia. Los dueños de esos hogares indican que el departamento señalado les adeuda poco más de 3 millones de dólares, ya que hace unos cinco meses que no les paga por los servicios. El departamento acepta el impago, pero alega que es “un atraso, no una deuda”, lo que llama la atención porque la realidad innegable y aceptada por ellos es que no están pagando por esos servicios. Todo eso, a pesar de reuniones efectuadas entre ambas partes, ha creado una situación muy difícil para estos adultos mayores que no tienen parientes que puedan asumir su cuido y menos el pago mensual del servicio. Continuar prestando el servicio requiere una continua inversión de los dueños de hogares a quienes se les exige sigan cumpliendo con los reglamentos y normas de ese departamento, y que les sigan ofreciendo todos los servicios de alimentación, cuido, entretenimiento, salud física y emocional. La pregunta es cómo esto se puede lograr sin recibir la paga correspondiente.
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