

Nos ha dado de nuestra propia medicina. Esta es quizás, la manera apropiada de describir el anuncio del gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, de incluir a los viajeros procedentes de Puerto Rico en una lista de jurisdicciones de alto riesgo, lo cual implica que estarán sujetos a una cuarentena de catorce días a su llegada a ese estado. Todo esto resulta irónico, pues hace poco más dos semanas atrás, eran los puertorriqueños quienes nos consideramos impolutos y clamábamos por el cierre del aeropuerto y una virtual prohibición a la entrada de visitantes a la isla. Ahora resulta que los contaminados, indeseables y no bienvenidos somos nosotros. En términos prácticos, Nueva York ha colocado a Puerto Rico en aislamiento.
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