La tarea política en esta coyuntura tiene que ser entonces contribuir a encauzar los descontentos y también las esperanzas, según María de Lourdes Santiago
La tarea política en esta coyuntura tiene que ser entonces contribuir a encauzar los descontentos y también las esperanzas, según María de Lourdes Santiago
Las elecciones del 2020 se darán dentro de una gran paradoja. ¿Para qué votar por un gobierno local cuando no son los que gobiernan? La Junta de Control Fiscal tiene poderes tan amplios, que esas siete personas por las que nadie votó deciden cómo se gasta cada centavo del dinero público de los puertorriqueños (del que, claro, salen las decenas de millones de dólares que nos cuesta su existencia). Además, impulsan acciones – como la eliminación de derechos de las trabajadoras y los cierres de cientos de escuelas-- que son, más que decisiones fiscales, determinaciones de política pública. El limitado poder que bajo la colonia podían ejercer los funcionarios electos, se ha reducido aún más. Para que algo pase o deje de pasar en el país, no basta lo que quieran, piensen o decidan el señor Rivera Schatz, ni el señor Méndez, ni la señora Vázquez Garced. Importa lo que quieran, piensen y decidan los siete de la Junta, que, como se ha visto, poco tiene que ver con lo que es mejor para los puertorriqueños. ¿Para qué, entonces, comparecer a las elecciones?
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