El gobernador Pierluisi tiene un problema de grandes proporciones en sus manos y debe parar de minimizarlo. No debe defender a una corporación que actúa con desdén hacia Puerto Rico, escribe Leo Aldridge
El gobernador Pierluisi tiene un problema de grandes proporciones en sus manos y debe parar de minimizarlo. No debe defender a una corporación que actúa con desdén hacia Puerto Rico, escribe Leo Aldridge
La única explicación lógica para que el gobernador Pedro Pierluisi continúe a estas alturas como principal portavoz y apologista de Luma Energy es que, en su mente, es más importante el asunto ideológico abstracto de la privatización que la parte operacional práctica. Estamos ante la teoría sobre la práctica, como el comunista empedernido que sigue tan enamorado de la idea que ignora la debacle a su alrededor.
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