Esta nueva ley nos mueve a adoptar nuevas conductas en armonía con la naturaleza y ayudará a la industria del turismo, escribe Sandra Schleier Hernández
Esta nueva ley nos mueve a adoptar nuevas conductas en armonía con la naturaleza y ayudará a la industria del turismo, escribe Sandra Schleier Hernández
Imaginemos que cada vivienda tuviera su propio vertedero, un espacio donde depositamos toda la basura que generamos. Mientras los restos de comida y papel se degradan y desaparecen en dos a seis semanas, otros artículos se acumulan y permanecen igual hasta que nuestro vertedero ya no da abasto. Entre esos desechos el más común es el plástico de un solo uso, material fuerte y duradero que toma más tiempo que una vida humana para descomponerse, pero se utiliza una sola vez y luego lo descartamos. Esta es la realidad de nuestros vertederos, llenos a capacidad con materiales plásticos que pueden tardar más de 500 años en degradarse.
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