Puerto Rico lleva años inmerso en una crisis económica que azota a toda la población. El sentido de desespero y frustración de todos y todas las puertorriqueñas se percibe de manera cotidiana y se refleja en encuestas de opinión de manera constante. La precarización de la clase trabajadora se ve en la pérdida de derechos democráticos, eliminación de servicios esenciales que afectan la salud, bienestar y calidad de vida de la población. Las mujeres puertorriqueñas, como grupo diferenciado de esa clase trabajadora es uno de los sectores más golpeados por la crisis. En este contexto, la Universidad de Puerto Rico, como instrumento para combatir la pobreza, adquiere una importancia medular. Ante este panorama, es necesario un acercamiento al proceso electoral que permita el fortalecimiento y rescate de instituciones que inciden sobre las poblaciones precarizadas como lo es la Universidad de Puerto Rico. ¿Puede el evento electoral que se avecina incidir sobre la universidad y la pobreza de las mujeres?