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Hay quienes quieren obligarnos a pensar que se hace patria pariendo. Que es nuestro deber como mujeres, ante el cual debemos resignarnos, parir. Es pues, una cualidad intrínseca del ser mujer que seamos incubadoras de nueva vida, aun cuando reconocemos que no tenemos estabilidad emocional ni económica para asumir una obligación de tal magnitud. Todo ello parte de la premisa, reproducida por siglos en nuestra sociedad, de la mujer al servicio de un otro, el marido, el padre, la familia, el Estado. De las mujeres como las cuidadoras, como quienes se sacrifican y quienes son incapaces de decidir por sí mismas.
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