Las Navidades representan para muchas personas ese anhelado descanso tras un año lleno de retos. Sin embargo, es muy común que no se logren unas vacaciones que tengan como objetivo una pausa o desconexión total. En lugar de sentirnos renovados, volvemos al trabajo igual o más cansados, e incluso podríamos sentir más estrés por las labores que quedan pendientes o las que se han acumulado. Este fenómeno no es casualidad y tampoco se produce de forma aislada; es el resultado de múltiples factores sociales, culturales y tecnológicos que interfieren con un verdadero descanso.
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