La pandemia del coronavirus se dejó caer sobre nosotros de un modo tan rápido que no hubo tiempo de planificar nada que no fueran las medidas sanitarias más básicas. En el plano judicial no existían planes detallados de contingencia para asegurar el funcionamiento del sistema en los períodos de restricción y cuarentena. Durante la primera fase del cierre los tribunales dejaron de funcionar presencialmente y a partir de allí se ha desarrollado una intensa actividad destinada a dar continuidad a los procesos. Los procedimientos de naturaleza criminal han presentado los desafíos más urgentes y han abierto debate sobre las garantías constitucionales a los acusados.
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