El fundamentalismo religioso tiene secuestrada a la partidocracia institucional que por largo tiempo oficializó la democracia puertorriqueña, escribe Orlando Parga
El fundamentalismo religioso tiene secuestrada a la partidocracia institucional que por largo tiempo oficializó la democracia puertorriqueña, escribe Orlando Parga
No hay que remontarse muy lejos en la historia para recordar las perversas pasiones que quieren empujar a la humanidad por el barranco de la ignominia. Esto sucedió el otro día, apenas entrada la segunda década del Siglo XXI. El gurú de ultraderecha Steve Bannon buscaba un campeón para su doctrina radicalizada cuando se rumoraba que el extravagante multimillonario neoyorquino Donald Trump entretenía aspiraciones presidenciales.
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