Estos diseños deben regresar a sus “mesas de dibujo” para ser re-pensados, pero las ideas de un San Juan consolidado o de un zoológico oprobioso transformado en parque deben permanecer vivas, escribe Luis V. Badillo Lozano
Estos diseños deben regresar a sus “mesas de dibujo” para ser re-pensados, pero las ideas de un San Juan consolidado o de un zoológico oprobioso transformado en parque deben permanecer vivas, escribe Luis V. Badillo Lozano
En las pasadas semanas todos hemos visto dos propuestas de proyectos los cuales en su apariencia y descripción no sintonizan con las aspiraciones legítimas que como pueblo y ciudadanos todos podemos tener para el desarrollo de nuestro entorno. Ambas, una de ellas un parque en Mayagüez y la otra un hotel en el frente portuario del Viejo San Juan, lucen como ideas que bien pudieron verse beneficiadas con un periodo mayor de maduración y consulta. Son “panes que se precipitaron a sacar muy temprano del horno” y como tales no estaban listas para ser presentadas en sociedad. Como dice el viejo refrán “la prisa es mala consejera”, más aun cuando se trata de propuestas con ubicaciones tan sensibles como lo son las de estos dos proyectos.
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