Otro día de tapón en la avenida Baldorioty. Camino al trabajo, observo que el carro de al lado frena de golpe y choca con el que va al frente. Un impacto leve, no hay consecuencias graves. Sin embargo, el conductor del vehículo afectado sale rápidamente del vehículo, desbordado por la furia. Lo insulta, lo degrada con vulgaridades, lo reta: “Bájate, vamos a resolver”. Su postura es amenazante. Sus gestos cargados de prepotencia. Quiere pelea. El otro, nervioso, sube el cristal del carro rápidamente, tratando de evitar lo que parece un enfrentamiento inevitable... ¿Cuánta de esta violencia cotidiana hemos llegado a aceptar como parte de lo normal?
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