La democracia puertorriqueña necesita un jamaqueo. Se necesitan reformas constitucionales profundas y de avanzadas, escribe Aníbal Acevedo Vilá.
La democracia puertorriqueña necesita un jamaqueo. Se necesitan reformas constitucionales profundas y de avanzadas, escribe Aníbal Acevedo Vilá.
En el 2012, Alejandro García Padilla fue elegido gobernador con el 47.73% de los votos de los electores que participaron en esa elección. Cuatro años después, Ricardo Rosselló llegó a La Fortaleza con el apoyo del 41.80% de los electores, el porcentaje más bajo en nuestra historia hasta ese momento. Pero, el 2 de enero pasado, Pedro Pierluisi juró como gobernador luego de ganar la elección con el apoyo de solo el 33.24% de los votantes. ¿Es posible gobernar a Puerto Rico cuando un porciento tan alto de los electores lo rechazó? ¿Alguien tiene dudas de que tenemos una deficiencia en nuestro sistema democrático?
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