Preocupa la ingenuidad de la reacción de Occidente ante la barbaridad del ataque a Ucrania. ¿Claudicar ante un dictador de corte clásico?, cuestiona Francisco J. Jusino Cancel
Preocupa la ingenuidad de la reacción de Occidente ante la barbaridad del ataque a Ucrania. ¿Claudicar ante un dictador de corte clásico?, cuestiona Francisco J. Jusino Cancel
El 5 de diciembre de 1989, aproximadamente un mes después de la caída del Muro de Berlín, una muchedumbre hostil se congregó en las afueras del edificio que albergaba los cuarteles de la KGB en Dresden, la segunda ciudad en tamaño de Alemania Oriental. Un teniente coronel de la policía secreta rusa había observado poco antes el saqueo de los cuarteles de la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental, que quedaban muy cerca. Salió y hablando en perfecto alemán les dijo a los manifestantes que había un contingente armado adentro autorizado para disparar. “Retírense. Esto es territorio soviético”. No existía tal protección. (Kati Marton, “The Chancellor” p. 103).
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