Es crítico que el futuro de la isla se adapte a nuestro ambiente geológico, algo que no habrá de ocurrir si el pueblo no lo exige, plantea Alejandro Soto
Es crítico que el futuro de la isla se adapte a nuestro ambiente geológico, algo que no habrá de ocurrir si el pueblo no lo exige, plantea Alejandro Soto
Los humanos habitamos un ambiente geológico con el cual interaccionamos de muchas maneras. Desafortunadamente, las rocas y suelos que forman la isla de Puerto Rico, su posición en el margen entre dos grandes placas tectónicas y su variado clima subtropical crean un ambiente geológico que nos es algo hostil, y que sentimos más por sus impactos negativos que los positivos. Ejemplos recientes son el huracán María, cuyos efectos aún sufren muchos, y la secuencia de terremotos que ha paralizado el suroeste del país, eventos geológicos de magnitud tal que en el pasado han sido capaces de desaparecer poblaciones. Es hora de que los habitantes de esta isla reconozcan que esta es nuestra realidad, y que no podremos progresar como pueblo si no ajustamos nuestro comportamiento a ese ambiente. Quisiera explicar algo de nuestra geología con el fin de educar y alertar sobre una situación que no pinta bien para nuestro futuro.
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